martes, 26 de agosto de 2008

en mi alacena

La pequeña ciudad de Gragea se encontraba de fiesta en el carnaval de glucosa. Todas las galletas desfilaban con elegantes trajes en un brillante día del mes de marzo, El sol tibio bañaba a las doraditas que descansaban a la orilla del inmenso mar de chocoleche, que era adornado por los delfines de caramelo que saltaban con gusto desde su profundidad. Todo era majestuoso reinaba la paz; por las calles corría rica miel de abeja, que endulzaba el caracter de los pobladores de Grajea.

Esa noche el gobernador Arcoiris y su esposa María, encabezaron un elegante baile de caridad por los chochitos huerfanos de la casa de los buñuelos. Todos los integrantes de la mas alta sociedad, desfilaban pavorosos con sus finos trajes de azucar glass. Las galletas de nieve, lucían sus esbeltas figuras bajo un dorado empaque, que brillaba con las luces de la casa del señor Melocotón. lLos señores Oreo del gabinete del Emperador, se engalanaban al pasar frente a las charolas de las galletas casaderas y  con sus bastones de gengibre cubiertos de endulzante multicolor, caminaban buscando a su pareja para la fiesta del año.

Ginger la hija del gobernador, salió por el balcón principal con su vestido en acabados de piloncillo con encajes de betún, lucía deslumbrante ante los invitados. Con clase y refinamiento descendio por la escalinata de fresas bordeada de fuentes de chocolate, que endulzaban el aire del lugar. Las empanadas de cajeta la miraban con rencor pues con su belleza cautivó a los panqués del instituto militarizado del batallón Nabisco.

El general, un apuesto panqué militar, educado y de alcurnia, invito a Ginger a bailar el primer vals; todo era alegría en la fiesta. El general panqué bailó por un largo rato con la hija del gobernador,  todos los miraban, eran una hermosa pareja, pero a ella se le veía inquieta buscando a alguien entre la multitud de postres que abarrotaban las repisas del lugar.

De pronto aparecio por la puerta principal el Emperador con su familia, todos elegantes y educados, de muy buen ver y con un exquisito aroma a recien horneados; sin embargo todos miraban espantados al hijo del Emperador que era presentado por fin en sociedad. Ninguno de los presentes podia creerlo era... era muy feo. Su padre era todo un emperador de chocolate con relleno de vainilla, galante y seguido por las damas de la sociedad dulcera, pero el hijo era un orejón, sin dorado, parecia que no salía a bañarse en el sol, se veía pálido, semi crudo, sin adornos, ni detalle alguno de presentación. El Emperador y su hijo caminaron hasta la charola principal donde se encontraba el señor gobernador y su familia. La deliciosa Ginger se encontraba bailando con el general panqué y en ese momento pasaban junto a su padre. El Emperador presentó a su hijo y al instante Ginger quedó estupefacta de aquel postre que tenía enfrente, para todos era el orejón menos apetecible y desabrido que jamás se hubiera horneado en toda la región ,pero para Ginger era su su postre ideal,

El general de los panqués no pudo comprender cuando la dama soltó su brazó y se hecho a bailar con el hijo del Emperador. Nadie en toda ciudad Grajea podia concebir que la galleta mas deliciosa y decorada, la hija del gobernador, se enamorara del orejón feo. Mientras tanto la felíz pareja bailaba y reía con júbilo...

La sociedad se oponía a la felicidad de los jovenes postres enamorados, quienes derramaban miel y caramelo cuando paseaban en el carrusel de galletas de animalitos.   Las galletas populares,que llenaban las calles de prisa para llegar a realizar sus labores en el turno del desayuno, los miraban con recelo pues eran muy felices al andar.

Un día los jovenes decidieron huir y vivir sus vidas lejos de la ciudad de Grajea, todo iba a la perfección, casi logran escapar, hasta que saltaron la frontera del gabinete.... y me los comí jajaja, 
estaba feo el orejón, pero sabía bien rico jajajaja... mmm!

miércoles, 9 de julio de 2008

Vencida**

Hoy no tengo palabras
mi lápiz se niega a escribir
mi alma no se abre
veo la musa casi morir.
Recuerdo los poemas
que un día oscuro redacté
mi inspiración es la tristeza,
la alegría yo maté.
Las lineas de la hoja
no puedo ya encontrar
las lagrimas me han segado,
no he dejado de llorar.
Mi cabeza ya no dicta
en mi mano el corazón
se ha perdido ya mi vida
se ha acabado la ilusión.
La poeta que he soñado
en mi vida llegar a ser
hoy me mira como he sido
capaz de dejarme vencer.